La conversación sobre la deserción estudiantil a menudo se centra en las métricas académicas y el prestigio institucional. Sin embargo, detrás de cada estudiante que abandona, especialmente en el crucial primer semestre, existe un impacto financiero directo y profundo que muchas instituciones subestiman. Cuando un estudiante de nuevo ingreso abandona, la pérdida no es solo la matrícula de un período; es el flujo de ingresos proyectado para toda su carrera, que puede ascender a decenas de miles de pesos.
El problema es alarmante. Investigaciones recientes muestran que hasta un 40% de los estudiantes matriculados en el primer año, no regresan para su segundo año, siendo la tasa aún más crítica en programas exclusivamente virtuales. El experto en gestión de la matrícula, John Braxton, y su equipo de investigación han señalado que la falta de integración temprana es una de las principales causas de este abandono. Cada deserción representa no solo una pérdida de ingresos futuros, sino también el desperdicio de la inversión inicial en marketing y reclutamiento para captar a ese estudiante, un costo que rara vez se recupera.
Este es el “costo oculto”: una sangría financiera que afecta la sostenibilidad y limita la capacidad de inversión en calidad académica e innovación. Más allá de las cifras, daña la reputación de la institución, generando un ciclo negativo que puede disuadir a futuros aspirantes.
La solución más rentable no es aumentar el presupuesto de captación para reemplazar a los que se van, sino invertir estratégicamente en su permanencia desde el primer día. En Exducampus Connect, hemos diseñado nuestro ecosistema de mentoría “Caminando Contigo en Línea” precisamente para proteger esa inversión. A través de un acompañamiento humano y proactivo, garantizamos una adaptación exitosa y reducimos drásticamente la deserción temprana. Al asegurar el éxito del estudiante, no solo cumplimos una misión educativa, sino que blindamos la estabilidad financiera y el prestigio de su institución.
